¡Hola! Soy Karen Arlette Flores Guizar, tengo 41 años, soy Tapatía de nacimiento pero llevo sangre chilanga corriendo por mis venas y me gusta que me llamen por mi segundo nombre, simplemente Arlette.
Llevo 4 años participando, aprendiendo y compartiendo la labor de Algarabía, estoy como encargada de Vinculación, comunicación y Mercadotecnia, realizo el diseño de contenidos para redes sociales, diseño y mantenimiento de la página web, fotógrafa ocasional, un poco de soporte técnico de equipos y programas de office, la vinculación con instituciones educativas para el Servicio Social y Prácticas Profesionales, y voluntarios; auxiliar en algunas salidas a la comunidad, registro y control del proyecto productivo de jabonería artesanal PANDO en apoyo a la inclusión laboral de Personas con discapacidad, apoyo en general en el diseño y estrategias para la comunicación interna y externa, y, ocasionalmente representación de Algarabía en Programas de radio y cuando se requiere presentar la causa.
Mi incursión en el mundo de la discapacidad intelectual se dio dentro del ámbito personal familiar un 4 de julio de 1990 cuando llegó a mi vida mi hermano menor, Rodrigo con discapacidad intelectual; con el tiempo en el ámbito profesional también estuve trabajando de cerca a la discapacidad en un Colegio con un programa de inclusión académica, en el que tuve la oportunidad de conocer a niños y adolescentes sumamente inteligentes y talentosos con alguna condición de discapacidad física e intelectual, con muy buenos resultados de desarrollo integral personal e inclusión.
La razón por la que estoy en Algarabía es precisamente a esos dos acercamientos, primero mi hermano, pues yo estaba buscando un espacio en el que él pudiera desarrollar todo su potencial, por azares del destino di con Algarabía, que además había sido la Asociación precursora de un proyecto llamado CAVIDA hoy CEAMIVIDA, en el que mi hermano ya había participado y en el que después de muchos lugares había sido el mejor en el que había estado, y que además, había sido impulsado por una maestra conocida de una gran amiga, La maestra Cuquita, María del Refugio Coronado Gallardo, con el tiempo y por cuestiones familiares mi hermano no había hecho el proceso de ingreso, pero la Asociación solicitó personal y me postulé para trabajar ahí… y me aceptaron.
Lo que agradezco profundamente, pues me identifico con la causa específica de la Asociación, fomentar la autodoterminación de jóvenes y adultos con discapacidad intelectual en base a la Convención Internacional de los Derechos de las personas con discapacidad, respetándolos desde su esencia humana, antes que su situación o condición específica de discapacidad; porque me encanta y me identifico con el equipo de trabajo desde la pasión y vocación por una causa común y el trabajo colaborativo y, sobre todo, porque he encontrado crecimiento y apoyo personal, verdaderos amigos en compañeros, jefes, aliados y sobre todo en los usuarios.
Lo que me han recordado y enseñado las personas con discapacidad intelectual es:
“La capacidad de asombro, el amor incondicional a la vida y mucha fortaleza, lo que verdaderamente importa en la vida”
Arlette
Así es que, lo mejor que puedes hacer al compartir tiempo con alguien con discapacidad es dejándote sorprender por su maravillosa fuerza vital para apreciar la vida, acércate a ellos, háblales con respeto y dignidad, observa con atención y espera con paciencia lo que ellos quieren expresarte y, aprendeles, aprendeles todo lo que puedas.